No sólo se trata de educar en el sentido estricto de enseñar » a comportase», sino que os propongo este esquema para que vuestras hijas e hijos puedan relacionarse con el mundo sin perder su lugar.
Echa un ojo a la infografía.
Son dos propuestas. En la de la izquierda tenemos el modelo fácil para los adultos . Condicionamos y conseguimos lo que queremos ( que hagan lo que nos viene bien, que dejen de hacer lo que no nos viene bien).
En la propuesta de la derecha tenemos la opción inteligente, ecológica y coherente….que sólo funciona si reubicamos nuestro «para qué».
Sólo va a funcionar si nuestro propósito pasa de ser » quiero que me haga caso pero sin gritarle» a «me encantaría que confíe en mí y que sepa que confío en él/ella para que podamos crecer juntas en este intercambio».
Con la propuesta de la derecha vamos a alentar. Sin pretender que las cosas sean como nosotras queremos, vamos a aceptar situaciones que a veces son complicadas y vamos a tener en cuenta sus necesidades.
Al mismo tiempo, si comparamos el cómo vamos a hacerlo, verás que en la opción del condicionamiento necesitamos reforzar conductas para que se repitan, y necesitamos castigar comportamientos para lo contrario.
Qué sucede…que nosotras pensamos que estamos enseñando algo constructivo de esa manera, cuando lo único que aprenden nuestras infancias es a necesitar algo a cambio o a castigar o chantajear.
Aprenden el patrón que les estamos dejando.
Por eso es importante alentar y utilizar lo potenciales innatos que ya poseemos de manera natural.
Es mucho más fácil.
¿Cuáles son esos potenciales?
La CURIOSIDAD, LA CREATIVIDAD Y LA SUPERACIÓN.