«mi madre me compra cosas chulísimas»

No se puede compensar con nada un maltrato continuado, el hecho de no haber estado o una infancia entera de vaivenes entre el grito y el abrazo.

No hay ningún juguete, fiesta, chuche o experiencia que vayan a callar lo que queda en el cuerpo cuando has pasado por eso, y lo más grave es que si lo consigues, si al final logras «despistarlos», será a costa de desconectarse de su propia necesidad de respeto y dignidad.

Caso tipiquísimo: después de un divorcio en el que el/los niño(s) son bomba arrojadiza y saco de boxeo emocional, y un proceso de «encasquetado» de infancia de actividad en actividad ( «no me da la vida»)  llega la hora en la que…

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